A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, la natalidad se mantuvo alta, pero la mortalidad descendió. Comenzaron a remitir las epidemias y aparecieron las primeras vacunas.
La población comenzó a crecer de una manera muy rápida, a esto se le llama, revolución demográfica. Todo fue una cadena, a más personas, mayor número de productos, es decir hubo un aumento del consumo.
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